Masuki dunia cerita tanpa batas
Los desacuerdos seguirán encontrando en esta historia, ondas o la otra cara de la moneda, que puede resultar ser el encuentro más importante, o no.
La noche era cálida, y aunque le gustaba usar el aire acondicionado, Verónica prefería la brisa que traía el viento. Sentada en el balcón, observaba el horizonte preguntándose cómo estaría su padre en ese momento. Ciertamente él estaba sufriendo y ella también por estar fuera, pero debía comportarse y aceptar las reglas de aquella situación. Ni siquiera sabía lo que estaba pasando. Todo le parecía extraño e infundado. Había confiado ciegamente en el detective y se había equivocado con él. Después de que el silencio y la noche se apoderaran de todo el lugar, Verónica regresó a su habitación, dejando la ventana abierta para que la brisa entrara y refrescara la habitación de forma natural. Así quizás podría dormirse enseguida. El sueño no llegó a cualquier precio y molesta se levantó para ir al baño. Al salir de la cama y dar sus primeros pasos, vio algo que pasaba arrastrándose frente a ella. Aunque la claridad no era mucha, fue suficiente para que viera que era una serpiente. ”¡Dios mío!” - dijo Verónica, apresurándose hacia la puerta. Su corazón latía de forma inestable y sin pensar en lo que hacía corrió hacia el pasillo forzando los ojos para ver en la oscuridad. No quería parecer asustada delante del hombre de la habitación de al lado, pero le temblaban tanto las piernas que no se hizo la orgullosa y fue a buscar ayuda. Cuando abrió la puerta y entró sintió unas manos fuertes que la tomaban por la cintura y la apretaban suavemente. ”¿Qué pasa, Verónica?” - preguntó Douglas con la respiración agitada. ”Hay una enorme serpiente en la habitación”. - dijo ella, sin darse cuenta de lo cerca que estaban el uno del otro. ”Pero todo está bien cerrado. ¿Cómo ha podido pasar eso?” - él la miró fijamente sin soltarla. ”No sé qué ha pasado. Lo único que puedo decirte es que hay uno allí”. Douglas la apartó y alcanzó el interruptor de la luz. Cuando la luz dominó el lugar, Verónica se dio cuenta de que él sólo llevaba puesta la ropa interior. La adrenalina se apoderó de sus cuerpos y Verónica no sabía si temblar por la conmoción o por estar delante de aquel hombre tan sexy.
© 2023 Tektime (buku elektronik ): 9788835447931
Penerjemah : NattyAzam
Tanggal rilis
buku elektronik : 11 Januari 2023
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Los desacuerdos seguirán encontrando en esta historia, ondas o la otra cara de la moneda, que puede resultar ser el encuentro más importante, o no.
La noche era cálida, y aunque le gustaba usar el aire acondicionado, Verónica prefería la brisa que traía el viento. Sentada en el balcón, observaba el horizonte preguntándose cómo estaría su padre en ese momento. Ciertamente él estaba sufriendo y ella también por estar fuera, pero debía comportarse y aceptar las reglas de aquella situación. Ni siquiera sabía lo que estaba pasando. Todo le parecía extraño e infundado. Había confiado ciegamente en el detective y se había equivocado con él. Después de que el silencio y la noche se apoderaran de todo el lugar, Verónica regresó a su habitación, dejando la ventana abierta para que la brisa entrara y refrescara la habitación de forma natural. Así quizás podría dormirse enseguida. El sueño no llegó a cualquier precio y molesta se levantó para ir al baño. Al salir de la cama y dar sus primeros pasos, vio algo que pasaba arrastrándose frente a ella. Aunque la claridad no era mucha, fue suficiente para que viera que era una serpiente. ”¡Dios mío!” - dijo Verónica, apresurándose hacia la puerta. Su corazón latía de forma inestable y sin pensar en lo que hacía corrió hacia el pasillo forzando los ojos para ver en la oscuridad. No quería parecer asustada delante del hombre de la habitación de al lado, pero le temblaban tanto las piernas que no se hizo la orgullosa y fue a buscar ayuda. Cuando abrió la puerta y entró sintió unas manos fuertes que la tomaban por la cintura y la apretaban suavemente. ”¿Qué pasa, Verónica?” - preguntó Douglas con la respiración agitada. ”Hay una enorme serpiente en la habitación”. - dijo ella, sin darse cuenta de lo cerca que estaban el uno del otro. ”Pero todo está bien cerrado. ¿Cómo ha podido pasar eso?” - él la miró fijamente sin soltarla. ”No sé qué ha pasado. Lo único que puedo decirte es que hay uno allí”. Douglas la apartó y alcanzó el interruptor de la luz. Cuando la luz dominó el lugar, Verónica se dio cuenta de que él sólo llevaba puesta la ropa interior. La adrenalina se apoderó de sus cuerpos y Verónica no sabía si temblar por la conmoción o por estar delante de aquel hombre tan sexy.
© 2023 Tektime (buku elektronik ): 9788835447931
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