Si existiera una “academia de la educación mundial" Francesco Tonucci ocuparía el Sillón ‘E Mayúscula’. Maestro y pedagogo, dibujante y ‘niñólogo’, como él mismo se define, el pensador italiano es uno de los grandes nombres de la historia de la pedagogía. A través de FRATO, su alter ego y seudónimo, convierte sus viñetas en ventanas desde las que invita a mirar la escuela y el aprendizaje con los ojos del niño que todos fuimos. Un viaje que continúa como autor de libros en los que defiende firmemente los derechos de la infancia. Tonucci reivindica la necesidad de reconquistar espacios públicos para los niños: ‘con pelotas, abuelos, risas… pero sin coches’. Acompañado de un ‘consejo de estudiantes’, Francesco Tonucci reflexiona sobre el fin máximo de la educación para construir la ‘escuela que quieren los niños’: un lugar que ayude al pleno desarrollo de su personalidad.
Si existiera una “academia de la educación mundial" Francesco Tonucci ocuparía el Sillón ‘E Mayúscula’. Maestro y pedagogo, dibujante y ‘niñólogo’, como él mismo se define, el pensador italiano es uno de los grandes nombres de la historia de la pedagogía. A través de FRATO, su alter ego y seudónimo, convierte sus viñetas en ventanas desde las que invita a mirar la escuela y el aprendizaje con los ojos del niño que todos fuimos. Un viaje que continúa como autor de libros en los que defiende firmemente los derechos de la infancia. Tonucci reivindica la necesidad de reconquistar espacios públicos para los niños: ‘con pelotas, abuelos, risas… pero sin coches’. Acompañado de un ‘consejo de estudiantes’, Francesco Tonucci reflexiona sobre el fin máximo de la educación para construir la ‘escuela que quieren los niños’: un lugar que ayude al pleno desarrollo de su personalidad.
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