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Crecimiento personal
El cuerpo humano es complejo y tiene muchas formas diferentes de protegerse. Incluso cuando no nos damos cuenta de que está sucediendo, nuestros cuerpos tienen la costumbre de garantizar la autoconservación. Piense en la última vez que tuvo miedo de algo, su ritmo cardíaco aumentó y sus palmas se pusieron sudorosas, estos son los signos del estado emocional y físico conocido como miedo.
Experimentamos miedo con todo nuestro cuerpo, no es algo que esté localizado en un área o sistema específico. Esta es una de las razones por las que tenemos tanto éxito en protegernos instintivamente.
El miedo se produce porque el cerebro anticipa el daño, es esta anticipación la que desencadena una señal en el cerebro. Una vez que este proceso ha comenzado, la amígdala, un área cercana a la base del cerebro, envía el glutamato químico a dos secciones diferentes del cerebro. La primera sección es lo que nos hace saltar o congelarnos cuando nos enfrentamos al estímulo externo, esta es un área profunda en la base del cerebro, una sección sobre la que no tenemos mucho control.
Por eso no podemos evitar saltar cuando nos sobresaltamos. Es más instintivo que consciente; no podemos convencernos de no saltar o congelarnos. No es así como funciona la amígdala, no existe una lógica que haga que funcione solo cuando realmente se necesita, después de todo, se reacciona ante una amenaza percibida como si fuera una amenaza real y tangible.
© 2022 A to Z Publishing (Audiolibro): 9798822615496
Fecha de lanzamiento
Audiolibro: 19 de septiembre de 2022
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