Una joven madre que empuja el carrito de su bebé no llamaba la atención en Francia en 1941. Pero era Lucie Aubriac, miembro de la resistencia francesa contra los nazis, que llevaba escondidos periódicos, panfletos y documentos y que servía de enlace clave en la lucha de los franceses contra la ocupación alemana. Por honor, por sentido y por el interés superior de la patria, como decía el general De Gaulle, Lucie Aubriac, su marido y sus camaradas, lucharon en la clandestinidad, con enorme peligro para sus vidas, por la libertad de Europa. Pone en contexto a la figura de Aubriac el académico y traductor José María Faraldo, profesor de la Universidad Complutenses, experto en Europa oriental y en la resistencia contra el fascismo, autor de "La Europa clandestina. Resistencia contra las ocupaciones nazi y soviética (1938-1948)".
Una joven madre que empuja el carrito de su bebé no llamaba la atención en Francia en 1941. Pero era Lucie Aubriac, miembro de la resistencia francesa contra los nazis, que llevaba escondidos periódicos, panfletos y documentos y que servía de enlace clave en la lucha de los franceses contra la ocupación alemana. Por honor, por sentido y por el interés superior de la patria, como decía el general De Gaulle, Lucie Aubriac, su marido y sus camaradas, lucharon en la clandestinidad, con enorme peligro para sus vidas, por la libertad de Europa. Pone en contexto a la figura de Aubriac el académico y traductor José María Faraldo, profesor de la Universidad Complutenses, experto en Europa oriental y en la resistencia contra el fascismo, autor de "La Europa clandestina. Resistencia contra las ocupaciones nazi y soviética (1938-1948)".
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