Es algo recurrente: cada poco tiempo nos encontramos con polémicas que tienen que ver con la forma en que los maricas deciden tener sexo con otros maricas. Los detonantes de esas polémicas son múltiples y variados: la viruela del mono en el caso de las saunas; las ITSs y las consecuencias del abuso de drogas en el de los chills. Ahora vuelve la del cruising: “robos, palizas y enfermedades”.
El procedimiento es sencillo: se lanza una información en un determinado medio y luego las redes se encargan de difundir el escándalo. Podríamos suponer que esa propagación se hace por parte de la ultraderecha, pero, sorprendemente nos encontramos con que buena parte del personal temeroso y ofendido son miembros del propio colectivo.
Es algo recurrente: cada poco tiempo nos encontramos con polémicas que tienen que ver con la forma en que los maricas deciden tener sexo con otros maricas. Los detonantes de esas polémicas son múltiples y variados: la viruela del mono en el caso de las saunas; las ITSs y las consecuencias del abuso de drogas en el de los chills. Ahora vuelve la del cruising: “robos, palizas y enfermedades”.
El procedimiento es sencillo: se lanza una información en un determinado medio y luego las redes se encargan de difundir el escándalo. Podríamos suponer que esa propagación se hace por parte de la ultraderecha, pero, sorprendemente nos encontramos con que buena parte del personal temeroso y ofendido son miembros del propio colectivo.
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