El 13 de abril fue un día clave a lo largo de la vida de Händel, el compositor estaba convencido y deseando morir ese día, un Viernes Santo. La suerte o mala suerte le jugó una mala pasada y finalmente falleció un día después. Pero nosotros mantenemos este número maldito y viajamos al 13 de agosto de 1758, el día en el que el cirujano John Taylor realiza una absoluta escabechina en los ojos de Händel y le cambia, claro, la vida.
Con 52 años y una recién adquirida apoplejía el compositor cree comenzar una nueva vida con una absoluta bendición divina. A partir de ese momento, él considera que ha sido salvado por la mano de Dios y que es esa misma mano la que le ayuda en sus nuevas creaciones musicales.
El 13 de abril fue un día clave a lo largo de la vida de Händel, el compositor estaba convencido y deseando morir ese día, un Viernes Santo. La suerte o mala suerte le jugó una mala pasada y finalmente falleció un día después. Pero nosotros mantenemos este número maldito y viajamos al 13 de agosto de 1758, el día en el que el cirujano John Taylor realiza una absoluta escabechina en los ojos de Händel y le cambia, claro, la vida.
Con 52 años y una recién adquirida apoplejía el compositor cree comenzar una nueva vida con una absoluta bendición divina. A partir de ese momento, él considera que ha sido salvado por la mano de Dios y que es esa misma mano la que le ayuda en sus nuevas creaciones musicales.
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