Son muchas las preguntas que uno se hace sobre el pos-COVID-19 y, entre ellas, cuál será la evolución del mercado inmobiliario. ¿Esperamos una crisis tan larga como la de 2008? La respuesta es no. El informe de Situación Inmobiliaria de BBVA Research explica los motivos por los que este sector se encuentra mejor posicionado para afrontar la contracción actual. A día de hoy, el esfuerzo para adquirir una vivienda es más reducido que en 2018. Otro punto a tener en cuenta es el porcentaje de renta dedicado al pago de la hipoteca, que durante la crisis de 2008 era superior al 50%, y ahora es del 32%. La situación financiera actualmente está más saneada que años atrás. Asimismo, el endeudamiento de las familias ha pasado del 171% en 2006 al 131% en 2019. Los tipos de interés se mantendrán en niveles relativamente reducidos y el mercado, en general, no refleja un problema de sobreoferta de vivienda de obra nueva como sí lo mostraba entonces. La caída de las ventas se ha intensificado en el primer trimestre de 2020. Esta reducción se notó en el precio de la vivienda, que registró el primer descenso intermensual en 21 trimestres (-0,4% una vez corregido de variaciones estacionales y el efecto calendario), acentuándose la desaceleración interanual que venía produciéndose desde el segundo trimestre de 2019, según el Ministerio de Movilidad, Transportes y Agenda Urbana (MITMA). Por su parte, el sector de la construcción mostró síntomas de descenso en la primera parte del confinamiento. Tras la recuperación de febrero, en marzo los visados para obra nueva cayeron un 36,0%, con respecto al mes anterior. En conclusión, los primeros datos del sector inmobiliario durante el confinamiento muestran un importante retroceso que, a buen seguro, se prolongará en los próximos meses. En cualquier caso, la situación del mercado es bastante más halagüeña que en el año 2008 para afrontar un ajuste.
Son muchas las preguntas que uno se hace sobre el pos-COVID-19 y, entre ellas, cuál será la evolución del mercado inmobiliario. ¿Esperamos una crisis tan larga como la de 2008? La respuesta es no. El informe de Situación Inmobiliaria de BBVA Research explica los motivos por los que este sector se encuentra mejor posicionado para afrontar la contracción actual. A día de hoy, el esfuerzo para adquirir una vivienda es más reducido que en 2018. Otro punto a tener en cuenta es el porcentaje de renta dedicado al pago de la hipoteca, que durante la crisis de 2008 era superior al 50%, y ahora es del 32%. La situación financiera actualmente está más saneada que años atrás. Asimismo, el endeudamiento de las familias ha pasado del 171% en 2006 al 131% en 2019. Los tipos de interés se mantendrán en niveles relativamente reducidos y el mercado, en general, no refleja un problema de sobreoferta de vivienda de obra nueva como sí lo mostraba entonces. La caída de las ventas se ha intensificado en el primer trimestre de 2020. Esta reducción se notó en el precio de la vivienda, que registró el primer descenso intermensual en 21 trimestres (-0,4% una vez corregido de variaciones estacionales y el efecto calendario), acentuándose la desaceleración interanual que venía produciéndose desde el segundo trimestre de 2019, según el Ministerio de Movilidad, Transportes y Agenda Urbana (MITMA). Por su parte, el sector de la construcción mostró síntomas de descenso en la primera parte del confinamiento. Tras la recuperación de febrero, en marzo los visados para obra nueva cayeron un 36,0%, con respecto al mes anterior. En conclusión, los primeros datos del sector inmobiliario durante el confinamiento muestran un importante retroceso que, a buen seguro, se prolongará en los próximos meses. En cualquier caso, la situación del mercado es bastante más halagüeña que en el año 2008 para afrontar un ajuste.
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